A
continuación te presentamos ocho estrategias fáciles, rápidas y saludables que
no requieren que te esclavices a una dieta para lograr verte y sentirte mejor.
1.- Reduce el tamaño de
tu vajilla (y tus porciones)
Normalmente tendemos a sentirnos
satisfechos basándonos EN QUE nos sirven la comida, sin importarnos el tamaño
de la porción. Las señales visuales juegan una gran rol en cuanto consumimos y
mientras más grande el plato, más grande la porción que te servirás y comerás.
No dejes que tus ojos echen a perder tu apetito y comienza pequeño, un plato
más pequeño puede satisfacer tu cuerpo y cerebro al igual que tu plato tamaño
familiar.
2.- Piensa varios meses
antes
Cuando vayas a escoger una dieta haste
una pregunta “¿Cuánto tiempo la vas a poder seguir?”, Si te encanta el pan y te
propones una dieta libre de carbohidratos, probablemente no sirva a alargo
plazo, si eliges una dieta que sea imposible de seguir por más de unos días,
semanas o meses solo te estás preparando para el fracaso.
3.- No bajes la guardia
Se ha descubierto que los arándanos
aceleran tu recuperación después de entrenar, previenen la formación de grasa y
reducen el riesgo de desarrollar Parkinson, pero porque te comas un puñado de
arándanos en la mañana no quiere decir que puedas hacer malas elecciones el
resto del día, no existe un súper alimento que contrarreste una bolsa entera de
papas fritas.
4.- Lee entre líneas de
las etiquetas
Ten
cuidado del lobo vestido de oveja. Muchos productos vienen etiquetados con
palabras atrayentes como “Natural, Bajo en Grasa, Libre de Gluten, Libre de
Azúcar”, entre otros. Que no te engañen, las papas fritas orgánicas siguen
siendo papas fritas, si tienes ganas de comerte unas papas fritas HAZLO, pero
después regresa a comer sano, solo no intentes convencerte de que comer
galletas endulzadas con caña de azúcar orgánica es saludable, o se puede
convertir en un mal hábito.
5.- Reconoce tu tipo de
hambre
¿Te
encuentras cada tarde parada/o frente a la misma vitrina de una pastelería? Es
probable que sea un antojo de algo dulce más que hambre real. Prueba este test,
imagínate comiendo una manzana en lugar del pastel, si realmente tienes hambre
la manzana será apetitosa y deberías alimentarte, pero si la manzana no te
parece apetitosa probablemente solo estés comiendo por aburrimiento o
cansancio, “la comida no arregla esos problemas”, si sientes esto intenta salir
por un paseo, conversar con un amigo o encuentra algo que hacer.
6.- Aprende a hacer
comida rápida en casa
Un estilo de vida ocupado y
estresante puede llevarte a una dieta de conveniencia, infortunadamente las
comidas más convenientes son las que deberías evitar. Las comidas entregadas
por las cadenas de comida rápida están repletas de calorías, azúcar y grasa y
son deficientes en vitaminas y minerales. En lugar de esto intenta cocinar una
comida sabrosa y llena de nutrientes que te tome poco tiempo, el internet está
lleno de este tipo de recetas, solo debes buscarlas.
7.- Descubre los sazonadores
saludables
No hay nada delicioso sobre comer
pechugas de pollo cocidas, sin hueso ni cuero para el desayuno, almuerzo y
cena, pero hay una importante razón por la que tantas dietas la incluyen, son
saciadoras, altas en proteína, bajas en grasa y en costo. Por suerte no tienes
que agregar mantequilla, aceite o sazonadores grasosos para hacerlas más
sabrosas, prueba una marinada simple o algunas especias para llenar tu comida
de sabor.
8.- Nunca reduzcas tus vegetales
Cuando
se trata de estar satisfecho nuestro estomago responde según el peso y volumen
de comida que ingieres y las probabilidades son que sigas con hambre después de
una porción de fideos, pero si a eso le agregas tres tazas de vegetales tendrás
una comida más grande para satisfacerte, pues estos contienen mucha fibra,
algunas calorías y poco almidón, agregar un montón de vegetales a tu plato
mantendrá tu estomago satisfecho y tu cintura delgada.
TRADUCCIÓN: Karla Bozo
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