Si eres de las que
piensan que lo todo light adelgaza... estás muy equivocada porque estos
productos también pueden contribuir a acumular unos kilos de más. Pensar que lo
light es una garantía de adelgazamiento es solo una de las muchas ideas
erróneas que tenemos acerca de la nutrición.
Gracias al libro “¿Verdad?
¿Mentira? Mitos de la alimentación”, de la editorial Everest, te ayudamos a
desterrar este y otros mitos sobre nuestra dieta. Si quieres saber más, sigue
leyendo ¡y corre a la librería!
Mito 1. Los alimentos light no engordan
Para que un alimento
sea etiquetado como light basta con que haya reducido un 30% su número de
calorías, o lo que es lo mismo, conserva un 70%, vamos, la mayoría. El peligro
que tienen este tipo de productos es que muchas personas al ver la etiqueta de
“ligero” se confían y se echan doble ración en el plato. Un gran error porque
así sólo consiguen comer más calorías de las que hubieran ingerido si hubieran
tomado el alimento normal.
Mito 2. Las embarazadas tienen que comer
por dos
No solo no debe comer
por dos, sino que aumentar de peso durante el embarazo puede tener
repercusiones negativas tanto para ella como para su bebé ya que puede provocar
problemas tan graves como la preeclampsia. Por lo que, si estás embarazada,
evita los atracones y el picoteo de productos extracalorícos y recuerda que,
efectivamente, necesitas un aporte extra de energía a partir del cuarto mes
(unas 350 calorías más al día), pero para que te hagas una idea esas calorías
se cubren con simplemente 100 g de arroz, lentejas o garbanzos, y se sobrepasan
con 100 g de pavo.
Mito 3. Para adelgazar hay que eliminar los
hidratos de la dieta
Los regímenes que
siguen este sistema de eliminar grupos de nutrientes y, especialmente, los
hidratos no sólo están condenadas al fracaso, sino que también ponen en riesgo
la salud. ¿Por qué? El caso concreto de las dietas que recomiendan no comer
hidratos se sustentan en que de esta forma el organismo obtiene la energía que
necesita quemando las grasas acumuladas, lo que provoca una pérdida de peso
acelerada. El problema es que esa quema de grasas repentina provoca un proceso
metabólico llamado citosis que genera deshidratación y aumenta los niveles de
colesterol y los triglicéridos. Además, una dieta baja en hidratos mantenida
durante un periodo de tiempo dilatado pone en riesgo a los riñones, el hígado y
los huesos.
Mito 4. Beber mucha agua adelgaza
El agua ni engorda (se
tome cuando se tome, antes, durante y después de la comida) ni adelgaza, porque
no tiene la capacidad de quemar calorías. Hay que tener cuidado con beberla en
exceso (necesitamos de 2 litros al día, aunque dependiendo de la época del año
y la actividad física se pueden requerir más) porque pasarse en su consumo no
solo no te hará perder peso, sino que implica someter a los riñones a un
sobreesfuerzo y puede llevarte a sufrir calambres fruto de un desequilibrio
interno entre sodio y potasio.
Mito 5. El melón, las uvas y el plátano
engordan
Ninguna fruta, salvo
que nos empachemos a diario con ellas comiendo kilos y kilos (lo cual es
rarísimo), son las responsables de nuestros kilos de más. Ni siquiera el
plátano, que tiene muy mala fama a pesar de que sólo contiene 92 calorías por
pieza. Las uvas, con sus 65 calorías por cada 100 g, o le melón, con 35 por
cada 100 g, tampoco son las culpables de que engordes. Analiza el resto de tu
dieta y encontrarás culpables mucho más calóricos y con menos vitaminas y
beneficios que estos.
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