Hay actos capaces de mejorar
rápidamente el estado de ánimo. Son pequeños gestos. A probar, que es Lunes.
Sube el nivel de actividad
(física y mental). Apaga el piloto automático e intenta estar atento. Si hablas
por teléfono, levántate de la silla y anda mientras habla. Usa las escaleras en
lugar del ascensor. Habla con más energía. Si buscas tiempo para dar un paseo
de 10 minutos, mucho mejor.
Renueva el contacto con tu gente. Envía un
email a ese amigo con quien no quedas hace mil años, intenta poneros al día y
veros. También, intenta conocer gente nueva y renovar tu círculo. Mantener
vivos los vínculos con los amigos y tener un grupo que te acoge como uno más de
la tribu es uno de los parámetros que, según todos los estudios, cumple la
gente que se siente feliz.
Quítate de encima una de esas tareas
pendientes que llevas meses posponiendo. Esa llamada incómoda, ese email
cordial de compromiso, la visita al dentista … Al menos una. Te sentirás
liberada. La lista de cosas por hacer y que nunca se hacen ocupa espacio mental
y estresa.
Crea a tu alrededor un ambiente más sereno
y tranquilo. Cierto orden de los objetos que nos rodean contribuyen a la paz
mental. Dedica tiempo (sólo 10 minutos) a organizar facturas, quitar los
papeles que no necesitas de la mesa o de la cartera o a limpiar el escritorio
del ordenador.
Haz como que eres feliz. Finge si es
necesario. Las investigaciones muestran que incluso una sonrisa artificial e
inducida dispara el estado de ánimo. Además, si sonríe los otros te percibirán
como alguien cercano y abierto a quien apetece tener como amigo. estos que no
suponen grandes gastos ni mayores esfuerzos.
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