Las
bayas de goji, la bebida kombucha, el pasto de trigo, el fruto de la
palmera de asaí. Parece que no pasa un año sin que se conozca un
nuevo frenesí por un "superalimento".
Todo
lo imaginable -desde semillas extrañas hasta yogures infestados de
bacterias o pequeños vasos de jugos verdes- es calificado como un
atajo para alcanzar una vida saludable.
La
chía pronto entrará a la lista. ¿Pero qué es exactamente?
Familia de la menta
La
chía, o salvia
hispanica L,
pertenece a la familia de la menta y proviene de México y
Sudamérica. La planta floreciente puede retoñar en cuestión de
días, pero su atractivo está en los aspectos nutricionales de sus
minúsculas semillas.
Tiene
más ácidos grasos Omega 3 que el salmón, una cantidad de
antioxidantes y minerales, una fuente completa de proteína y más
fibra que las semillas de lino. No en vano, las semillas de chía han
sido calificadas por sus defensores como "un sueño para quienes
hacen dieta", "un milagro" y "la supercomida
máxima".
Para
algunos, las semillas son desabridas, pero para otros tienen cierto
sabor a nuez. También pueden parecer más costosas comparadas con
otras semillas y nueces.
En
el Reino Unido, la venta de las semillas sólo está permitida como
un ingrediente para el pan, pero se espera que en las próximas
semanas, el comité asesor sobre procesos y comidas nuevas permita
que se utilice la chía en productos horneados, cereales para el
desayuno y mezclas de nueces y semillas.
En
el resto del mundo, los productos que contienen esta semilla han
estado apareciendo en los últimos años. En 2011 se presentaron 72
nuevos productos con chía en el mercado y este año ya se
introdujeron 28, de acuerdo con el grupo de investigación Mintel.
Esos números se pueden comparar con siete nuevos productos en 2006.
En
Estados Unidos la semilla es bastante común, pues se presentaron 21
nuevos productos en 2011 y 13 en lo transcurrido de 2012. Está
presente en la comida para bebés, en dulces, comidas rápidas,
yogures y aderezos.
Para
los defensores de la semilla, ésta no tiene ningún aspecto
negativo. Dicen que reduce la inflamación, mejora la salud del
corazón y estabiliza los niveles de azúcar en la sangre. Unas pocas
cucharadas pueden, dicen, mejorar casi cualquier cosa y sin efectos
secundarios.
¿Pero
es esta "supercomida" todo lo que dicen que es?
Como un licuado
"En
términos de contenido nutricional, una cucharada de chía es como un
licuado de salmón, espinaca y hormonas del crecimiento humanas",
escribe Christopher McDougall en Born
to Run,
su libro sobre una tribu en México de corredores de fondo que
impulsan sus excursiones épicas a punta de alimentarse con la
semilla. Se dice que el libro llamó la atención sobre la chía como
producto para los atletas.
"Si
uno tuviera que escoger una comida para llevar a una isla desierta,
no podría escoger algo mejor que la chía, al menos si está
interesado en tener más músculos, bajar el colesterol y reducir el
riesgo de cardiopatías. Después de varios meses en la dieta de la
chía, probablemente podría nadar de vuelta", añade McDougall.
Wayne
Coates, coautor de Chia:
Rediscovering a Forgotten Crop of the Aztecs
(Redescubriendo un cultivo olvidado de los Aztecas), está de
acuerdo.
El
profesor de la universidad de Arizona comenzó a experimentar con las
semillas en Sudamérica hace más de 20 años, como parte de un
proyecto para identificar cultivos alternativos para los granjeros en
Argentina. Luego comenzó a cultivar las semillas de manera
comercial.
"Odio
llamarla 'comida milagro' porque hay demasiados milagros que terminan
no siéndolo, pero creo que puede serlo. Literalmente, uno podría
vivir de eso porque tiene básicamente todo lo que uno necesita",
dice Coates.
Variedad
Elisabeth
Weichselbaum, de la Fundación Británica de Nutrición, admite que
ella no había oído hablar de la chía, pero dice que la fundación
no compra la idea de las supercomidas.
"Es
verdad que algunas comidas tienen niveles más altos de vitaminas y
minerales, pero ninguna comida nos da todo lo que necesitamos. La
mejor manera de permanecer saludable es comer una variedad de
comidas", dice.
Como
un corredor consumado, Coates depende de las semillas para sus
jornadas de 80 y 160 kilómetros.
"Las
llevo en un pequeño tubo cuando corro. Ingiero la mitad y lo
acompaño con agua".
Jeffrey
Walters, quien trabaja para el productor de chía Omega 3 chía,
también es un creyente fervoroso. Dice que la compañía recibió
preguntas del Programa Mundial de Alimentos, de Naciones Unidas,
sobre la posibilidad de recargar el contenido nutricional de uno de
sus subsidios alimenticios.
Walters
dice que también lo han contactado escuelas que buscan colar algo de
valor nutricional en la comida de sus cafeterías y hasta personas
que quieren comprar reservas nutricionales en caso de que ocurra una
catástrofe.
¿Píldora mágica?
David
Nieman, director de los laboratorios de rendimiento humano en la
universidad Appalachian State, analizó el contenido nutricional de
la chía y su impacto en la salud.
Dice
que "como paquete nutricional es fantástica", pero que no
es una "píldora mágica".
"Si
se muele y luego se echa sobre el cereal con yogur, o se mezcla con
un jugo, entonces uno se está dando un empujón nutricional.
Definitivamente está agregando minerales, fibra, proteína y omega
3. ¿Pero curará mágicamente una enfermedad o eliminará factores
de riesgo? Es casi como un tema de culto para algunos de los
consumidores".
"Pero
después de 10 o 12 semanas, no hemos visto que esté pasando nada
con los factores de riesgo de enfermedades en este grupo de
personas".
Walters
dice que el negocio se ha duplicado cada año durante los últimos
cuatro años.
Producto histórico
Aunque
el frenesí puede ser nuevo en países como el Reino Unido, las
semillas han existido por cientos de años.
Los
aztecas dependían de la chía como un alimento básico y la
veneraban suficientemente como para utilizarla en ceremonias
religiosas y en productos medicinales, de acuerdo con Coates.
"Desapareció
por 500 años y sólo se podía encontrar en unos cuantos pueblos de
México y Guatemala", dice Coates.
Pero
incluso antes de que Coates y su equipo dieran con la semilla, la
chía ya contaba con algunos seguidores en Estados Unidos.
Hasta
hace poco, los estadounidenses reconocían este producto por ser el
regalo de navidad cursi de los años 90. Se trata de las mascotas
chía, unas figuras de terracota de las que brota el producto de la
semilla chía en vez de pelo.
Como
con otros "alimentos milagrosos", es importante no ver a la
chía como una panacea, dice Catherine Ulbricht, fundadora de la
organización de medicina integral Natural Standard.
"Las
personas piensan que con las terapias naturales pueden consumir tanto
como quieran porque es natural, pero tienen efectos secundarios
potenciales como cualquier otra terapia", dice.
"Cualquier
cosa que genere una acción en el cuerpo también puede tener una
reacción. Nada es sólo puro beneficio".
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