15 SEÑALES DE QUE TU DIETA SERÁ UN FRACASO


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Antes de que comiences un plan para bajar de peso, presta atención a estos indicadores para que no estés flameando una bandera blanca antes de llegar a tu meta.

Tu plan promete pérdida de peso rápido
Si una dieta promueve una pérdida de peso acelerada, sabemos que es un fraude. Perder entre ½ Kilo y 1 Kilo por semana es saludable, pero si te estás suscribiendo a una estrategia que te hace bajar más que eso, lo más probable es que vuelvas a ganar todo ese peso de vuelta, sin mencionar que esas dietas típicamente fallan en enseñar algún cambio de estilo de vida. Para poder ser exitoso con un plan de pérdida de peso necesitas que te enseñen comer de la manera correcta.


No te exige hacer ejercicios
Un plan para perder peso necesita incorporar algún tipo de actividad física, perder peso es un estilo de vida y para mantenerlo necesitas estar al tanto de todas las variables, las cuales incluyen cuánto comes, qué comes y tu nivel de actividad.

Haces ejercicio cardiovascular sin entrenar fuerza
Si te subes a una corredora o a una elíptica como parte de tu plan para perder peso estas en el camino correcto, pero no rechaces las barras y las pesas. Mientras más músculo construyas, más calorías quemas.

Eliminas un grupo entero de comida
Cualquier dieta que elimine todo un grupo de comida debería fallar. Si completamente eliminas un grupo --especialmente uno que disfrutas­­— no hay forma de que puedas mantenerte en la dieta por mucho tiempo. Además cada grupo de comida te da nutrientes importantes que tu cuerpo necesita.

Tu dieta requiere que compres comidas pre-hechas
Además de hacerle un daño a tu billetera, dietas que te restringen a comidas especiales que te llegan en cajas no te enseñan como comer en situaciones sociales. Cuando tengas una reunión de almuerzo con un cliente o te juntes con amigos el domingo, será mucho más difícil determinar que debes comer.

Escatimas en dormir
Según un estudio europeo, privarte de sueño puede hacerte sentir más hambre cuando despiertas y hacerte consumir más calorías durante el día.  Mientras menos tiempo duermes, más hambre tienes. Para sumar a esto, un estudio de la Universidad de Chicago indica que la pérdida de sueño interfiere con la pérdida de peso, cuando duermes de forma adecuada, más de la mitad de peso que se pierde es grasa y cuando duermes menos, solo un cuarto del peso que pierdes es grasa. Si duermes bien, también podrás tomar mejores decisiones sobre lo que comes.

No empacas tu almuerzo
Es posible perder peso comiendo en restaurantes con frecuencia, pero es más difícil. Las mujeres que comen fuera por lo menos una vez a la semana pierden 2 ½ kilos menos que las que no salen a comer.   

No lees las etiquetas de información nutricional
Puedes pensar que las comidas que acumulas en tu carrito del supermercado son saludables, pero si no te tomas un minuto para examinar la etiqueta, puede que te estén engañando. De hecho las personas que son minuciosas con la información nutricional y no se ejercitan tienen probabilidades de perder más peso que las que no prestan atención a los envoltorios. Además del contenido calórico, ten en cuenta los tamaños de las porciones, pues puede que pienses que estas consumiendo una porción de azúcar cuando en realidad estas consumiendo dos o tres.

Tu dieta es muy estricta
Un plan demasiado restrictivo y monótono puede desviarte de tu meta. Dietistas que ceden su comida favorita al final terminan comiéndola en exceso después. Recuerda que la persona promedio se aburre rápidamente.

Te saltas comidas
Puede que pienses que estas ahorrando calorías al no comer desayuno o almuerzo, pero este plan está destinado a fallar. En un estudio, las personas que se saltaron comidas perdieron cuatro kilos menos que las que no lo hicieron. Saltarse comidas hace que comas en exceso después.

Se te pasa la mano con las meriendas
Esta permitido –en realidad exigido—merendar entre comidas como parte de un plan para perder peso, pero no si conviertes estas colaciones en una verdadera comida, un snack debería ser de no más de 200 calorías.

No comes suficientes proteínas
En un estudio en Australia, la gente que seguía una dieta compuesta por 10% de proteína consumió 12% más energía en cuatro días.

 Eres toda “Light”
No solo necesitamos grasa para que nuestros cuerpos funciones apropiadamente –grasas mono saturadas contribuyen a la salud del corazón y a prevenir enfermedades--  pero también nos hacen sentir satisfechos. Sin la grasa probablemente siempre te sentirías insatisfecho y comerías más. Además para que la comida “light” tenga buen sabor, los manufactureros agregan toneladas de azúcar. Apunta a comer grasas mono saturadas más saludables, como las encontradas en palta, nueces, semillas y aceite de oliva. Y por supuesto ojo con las porciones.

Te rehúsas a probar comidas nuevas
Si has estado empacando tu almuerzo con el mismo sándwich de atún hace años, puede que te estés poniendo en desventaja. Desviarte de tus comidas habituales te dará más oportunidades de incorporar nuevos nutrientes en tu dieta y puede ayudarte a disminuir el consumos de calorías. Sal de tu zona de confort y descubre que una papa puede ser más saludable dependiendo de con que la comes, o prueba recetas nuevas con pescado.
No tienes un seguimiento de lo que comes

Los diarios no son solo para niñas adolescentes, investigadores demuestran que llevar un diario es un arma fuerte contra la grasa. En un estudio, las mujeres que anotaron todo lo que comieron perdieron un promedio de 3 kilos más que las que no lo hicieron. 

Traducción: Karla Bozo Salinas


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