Antes
de que comiences un plan para bajar de peso, presta atención a estos
indicadores para que no estés flameando una bandera blanca antes de llegar a tu
meta.
Tu plan promete pérdida
de peso rápido
Si
una dieta promueve una pérdida de peso acelerada, sabemos que es un fraude.
Perder entre ½ Kilo y 1 Kilo por semana es saludable, pero si te estás
suscribiendo a una estrategia que te hace bajar más que eso, lo más probable es
que vuelvas a ganar todo ese peso de vuelta, sin mencionar que esas dietas
típicamente fallan en enseñar algún cambio de estilo de vida. Para poder ser
exitoso con un plan de pérdida de peso necesitas que te enseñen comer de la
manera correcta.
No te exige hacer
ejercicios
Un
plan para perder peso necesita incorporar algún tipo de actividad física,
perder peso es un estilo de vida y para mantenerlo necesitas estar al tanto de
todas las variables, las cuales incluyen cuánto comes, qué comes y tu nivel de
actividad.
Haces ejercicio
cardiovascular sin entrenar fuerza
Si
te subes a una corredora o a una elíptica como parte de tu plan para perder
peso estas en el camino correcto, pero no rechaces las barras y las pesas.
Mientras más músculo construyas, más calorías quemas.
Eliminas un grupo entero
de comida
Cualquier
dieta que elimine todo un grupo de comida debería fallar. Si completamente
eliminas un grupo --especialmente uno que disfrutas— no hay forma de que
puedas mantenerte en la dieta por mucho tiempo. Además cada grupo de comida te
da nutrientes importantes que tu cuerpo necesita.
Tu dieta requiere que
compres comidas pre-hechas
Además
de hacerle un daño a tu billetera, dietas que te restringen a comidas
especiales que te llegan en cajas no te enseñan como comer en situaciones
sociales. Cuando tengas una reunión de almuerzo con un cliente o te juntes con
amigos el domingo, será mucho más difícil determinar que debes comer.
Escatimas en dormir
Según
un estudio europeo, privarte de sueño puede hacerte sentir más hambre cuando
despiertas y hacerte consumir más calorías durante el día. Mientras menos tiempo duermes, más hambre
tienes. Para sumar a esto, un estudio de la Universidad de Chicago indica que
la pérdida de sueño interfiere con la pérdida de peso, cuando duermes de forma
adecuada, más de la mitad de peso que se pierde es grasa y cuando duermes
menos, solo un cuarto del peso que pierdes es grasa. Si duermes bien, también
podrás tomar mejores decisiones sobre lo que comes.
No empacas tu almuerzo
Es
posible perder peso comiendo en restaurantes con frecuencia, pero es más
difícil. Las mujeres que comen fuera por lo menos una vez a la semana pierden 2
½ kilos menos que las que no salen a comer.
No lees las etiquetas de
información nutricional
Puedes
pensar que las comidas que acumulas en tu carrito del supermercado son
saludables, pero si no te tomas un minuto para examinar la etiqueta, puede que
te estén engañando. De hecho las personas que son minuciosas con la información
nutricional y no se ejercitan tienen probabilidades de perder más peso que las
que no prestan atención a los envoltorios. Además del contenido calórico, ten
en cuenta los tamaños de las porciones, pues puede que pienses que estas
consumiendo una porción de azúcar cuando en realidad estas consumiendo dos o
tres.
Tu dieta es muy estricta
Un
plan demasiado restrictivo y monótono puede desviarte de tu meta. Dietistas que
ceden su comida favorita al final terminan comiéndola en exceso después.
Recuerda que la persona promedio se aburre rápidamente.
Te saltas comidas
Puede
que pienses que estas ahorrando calorías al no comer desayuno o almuerzo, pero
este plan está destinado a fallar. En un estudio, las personas que se saltaron
comidas perdieron cuatro kilos menos que las que no lo hicieron. Saltarse
comidas hace que comas en exceso después.
Se te pasa la mano con
las meriendas
Esta
permitido –en realidad exigido—merendar entre comidas como parte de un plan
para perder peso, pero no si conviertes estas colaciones en una verdadera
comida, un snack debería ser de no más de 200 calorías.
No comes suficientes
proteínas
En
un estudio en Australia, la gente que seguía una dieta compuesta por 10% de
proteína consumió 12% más energía en cuatro días.
Eres
toda “Light”
No
solo necesitamos grasa para que nuestros cuerpos funciones apropiadamente
–grasas mono saturadas contribuyen a la salud del corazón y a prevenir
enfermedades-- pero también nos hacen
sentir satisfechos. Sin la grasa probablemente siempre te sentirías
insatisfecho y comerías más. Además para que la comida “light” tenga buen
sabor, los manufactureros agregan toneladas de azúcar. Apunta a comer grasas
mono saturadas más saludables, como las encontradas en palta, nueces, semillas
y aceite de oliva. Y por supuesto ojo con las porciones.
Te rehúsas a probar
comidas nuevas
Si
has estado empacando tu almuerzo con el mismo sándwich de atún hace años, puede
que te estés poniendo en desventaja. Desviarte de tus comidas habituales te
dará más oportunidades de incorporar nuevos nutrientes en tu dieta y puede
ayudarte a disminuir el consumos de calorías. Sal de tu zona de confort y
descubre que una papa puede ser más saludable dependiendo de con que la comes,
o prueba recetas nuevas con pescado.
No tienes un seguimiento
de lo que comes
Los
diarios no son solo para niñas adolescentes, investigadores demuestran que
llevar un diario es un arma fuerte contra la grasa. En un estudio, las mujeres
que anotaron todo lo que comieron perdieron un promedio de 3 kilos más que las
que no lo hicieron.
Traducción: Karla Bozo Salinas
Fuente: http://fitbie.msn.com
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